Una mañana abrí el periódico Reforma que llegaba diariamente al café donde trabajaba y vi un poema que me llamó muchísimo la atención: trataba de unos elefantes y de Revueltas que llegaba con el pelo hecho una revuelta a casa de su amigo, me gustó, sobre todo porque quien escribía parecía tener una vasta erudición respecto a música, y quise buscarlo, ir a la librería y ver qué encontraba mas no hallé ningún libro suyo, los ejemplares que este autor tenía a la mano del léctor eran escasos cuando no ni se sabía que existieran. cuando renuncié a pasar mis días en una cafetería y ver mi suerte por otro lado (no había tal: me pasé al menos dos años en el ocio total visitando bibliotecas, parques y cuando había dinero cantinas de pésima atracción) en una biblioteca abandonada y sucia hallé de nuevo a ese autor de los elefantes: casi salto de la alegría pero lo que hice fue salir y sacar copias e irme a conseguir para una cerveza para pasar un rato con ese hombre a solas, el tiempo lo había traído de vuelta con un poemario pequeñito, de forma de cajita y ahora hablaba de rosas y cosas graves. semanas después de ese hallazgo me encontré con que Luis Ignacio Helguera moría un día antes del día de las madres del año no sé qué y que un amigo suyo se bebía un tequila a la salud de aquél hombre que sólo aprendió a pelear para defender a su hermanaa de otros cabrones...
y si la vida es decidir a cada momento... por lo general no nos damos cuenta que decidimos mal hasta que tenemos el pie metido en la caca de la vida...
5 Comments:
Una mañana abrí el periódico Reforma que llegaba diariamente al café donde trabajaba y vi un poema que me llamó muchísimo la atención: trataba de unos elefantes y de Revueltas que llegaba con el pelo hecho una revuelta a casa de su amigo, me gustó, sobre todo porque quien escribía parecía tener una vasta erudición respecto a música, y quise buscarlo, ir a la librería y ver qué encontraba mas no hallé ningún libro suyo, los ejemplares que este autor tenía a la mano del léctor eran escasos cuando no ni se sabía que existieran. cuando renuncié a pasar mis días en una cafetería y ver mi suerte por otro lado (no había tal: me pasé al menos dos años en el ocio total visitando bibliotecas, parques y cuando había dinero cantinas de pésima atracción) en una biblioteca abandonada y sucia hallé de nuevo a ese autor de los elefantes: casi salto de la alegría pero lo que hice fue salir y sacar copias e irme a conseguir para una cerveza para pasar un rato con ese hombre a solas, el tiempo lo había traído de vuelta con un poemario pequeñito, de forma de cajita y ahora hablaba de rosas y cosas graves.
semanas después de ese hallazgo me encontré con que Luis Ignacio Helguera moría un día antes del día de las madres del año no sé qué y que un amigo suyo se bebía un tequila a la salud de aquél hombre que sólo aprendió a pelear para defender a su hermanaa de otros cabrones...
ala madre... historia tragica de helguera...
gracias por la visita...
y si la vida es decidir a cada momento... por lo general no nos damos cuenta que decidimos mal hasta que tenemos el pie metido en la caca de la vida...
salutes!
bienvenu, rageus
Lo terrible es cuando como YO, no sabemos jugar ajedrez. jajajajaja
HE AHI L PE.....O. YO TAMPOCO SE JUGAR, AHORA ENTIENDO POR QUE ME VA TAN MAL EN LA VIDA, SI ES QUE ES COMO EL AJEDRES, JA
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